jueves, 8 de diciembre de 2011

Catulo

Nació en Verona, en la galia transpanada. Estudió en Roma pasando allí varias temporadas donde comenzó a rodearse de los llamados poetas neotéricos; los cuales se caracterizaban por una aficción a la poesía griego-alejandrina.


¿Quién era Lesbia?


Muchos de sus poemas, hablaban sobre una enferma relación de amor odio que mantenía con una mujer llamada Lesbia. En su totalidad estos poemas era autobiográficos, nos mostraban un poco de la psique, o de la mentalidad de Catulo. En unos salía como el hombre más enamorado del mundo, de repente se volvía un ser amargoso que se ordenaba dejarla a un lado por más que la quisiera. Callendo en otros en un repudio total.
Lesbia era en realidad la esposa de Quinto Cecilio Metelo, que era gobernador, el cual era enemigo de Cicerón. El verdadero nombre de esta mujer era Clobia; Su infidelidad al dejar a Catulo y su libertinaje al tener intimidad tanto con hombres como con mujeres, le hizo acredora del apodo Lesbia, obviamente traido de los mundo de Safo de Lesbos.

Claudia Pulcra Tercia, también conocida como Clodia o Claudia Metela, nacida en 95 a. C., tercera hija del patricio Apio Claudio Pulcro y Cecilia Metela Baleárica y hermana de Publio Clodio Pulcro. No debe ser confundida con su sobrina, Clodia Pulcra, brevemente casada con Octaviano.
Como las mujeres de clase alta de su época, Clodia recibió buena educación en Griego y en Filosofía, con un talento especial para escribir poesía. Su vida, inmortalizada en los escritos de Cicerón y también, según creencia general, en los poemas de Catulo, fue caracterizada por unos continuos escándalos.
RENUNCIA DE AMOR

VIII
Desgraciado Catulo, deja de hacer locuras,
y lo que ves perdido, por ello dalo.
Brillaron para ti en otro tiempo blancos los soles,
cuando acudías allá donde quería una muchacha,
amada por nosotros como no será amada ya ninguna.
Eran entonces aquellas tantas diversiones
que deseabas tú y que ella no rehusaba.
Brillaron, sí, para ti blancos los soles.
Mas ella ya no quiere, y tú -reprime la pasión-
    tampoco quieras,
ni vayas tras quien huye, ni vivas desgraciado,
sino que, duro el ánimo, tente firme. No sientas.
Adiós muchacha, Catulo ya no siente.
Pues que no lo deseas, ya no te irá a buscar
ni te hará ruegos,
pero tú sufrirás cuando nadie te ruegue.
Ay de ti, desdichada, ¡qué va a ser de tu vida!
¿Quién va a estar junto a ti? ¿Quién te verá bonita?
¿Ahora a quién vas a amar? ¿De quién dirán que eres?
¿A quién vas a besar? ¿Morderás en qué labios?
Pero Catulo, tú, condenado, no sientas.


Existe una muy interesante versión sobre los amores de Clodia con su hermano y demás patricios romanos en "Vidas imaginarias" de Marcel Schwob. Hay edición en español de la editorial Longseller.

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